Burgos tiene una gran influencia del norte de Europa, para ser más exactos de Flandes. Nos encontramos con vestigios de esta región en su estilo arquitectónico, pintura, etc.
Las relaciones entre estas dos regiones no solo vienen de su pertenencia a una misma dinastía monárquica, hecho que las unía políticamente, sino que también de unas intensas relaciones comerciales que tienen su origen en siglos anteriores.
Ruta comercial con el norte europeo
La ciudad de Burgos, desde su fundación en el año 884 por Diego Porcelos, tuvo unas relaciones comerciales muy fluidas basadas en: su situación estratégica como cruce de caminos y como parada importante dentro del Camino de Santiago.
Los primeros acercamientos con Flandes se dan alrededor del siglo XIII cuando algunas ciudades del norte de Castilla empiezan a comercializar sobre todo con Francia, llegando hasta los territorios flamencos. Este comercio se basa en dos puntos: por una parte en pequeños comerciantes que realizan el Camino, en su mayoría franceses, que se asientan en las ciudades castellanas y siguen manteniendo relaciones con sus ciudades de origen, y por otra en una economía castellana en auge que busca expandirse por Europa.
Será a partir del siglo XV cuando este comercio dé un salto y se expanda con mayor fuerza gracias al interés de la Corona por el comercio internacional y al perfeccionamiento de las técnicas mercantiles empleadas en las rutas que unían Castilla con Flandes. En este momento debemos hablar de Burgos que se convertirá en la principal ciudad comercial castellana con el norte de Europa.
Inicio comercial en el contexto de la Guerra de los Cien Años
Un hecho marca el inicio de este poderoso comercio entre Burgos y Flandes (mediante los puertos cántabros): la Guerra de los Cien Años. Dentro de este contexto de guerra, Inglaterra había comenzado a limitar las exportaciones de lana a Flandes para fomentar la manufactura textil del país a finales del siglo XIV. Esto hizo que en Flandes, donde se procesa la materia prima, se empezara a sustituir la lana inglesa por la castellana. Concluida la guerra en el siglo XV el comercio lanero entre Flandes y Castilla fue mucho más fluido al no tener el peligro del conflicto.
Asentada la ruta comercial entre los territorios, el eje Burgos-Brujas será el principal sustento de esta relación mediante los puertos de Santander, Laredo, Bilbao y Deva. En la ciudad flamenca se instalará una colonia de comerciantes, en su mayoría burgaleses, conocida como “Nación de España”. Cabe destacar que dentro de esta colonia contaban con representantes que hacían de intermediarios con las autoridades locales.
El comercio se basaba en la lana castellana y el hierro sin elaborar y traían de vuelta paños flamencos, ingleses, etc. Hay que destacar en este comercio el Consulado del Mar, creado en Burgos en 1494. En él se profesionalizaban las empresas comerciales y empezaron a darse los primeros seguros marítimos en caso de asaltos, constantes a partir de la segunda mitad del siglo XVI. Además, los burgaleses dominaban el comercio internacional castellano y a principios de siglo Amberes empieza a sustituir a Brujas como el centro comercial al que llegaban los barcos castellanos.
Ya existía una ruta fija para los barcos que conectaba Castilla con Flandes y una vez estos territorios formaron parte de la Corona hispana, dicha ruta fue empleada para enviar provisiones y otros menesteres. El declive del comercio burgalés se relacionó con el control del Canal de la Mancha por los corsarios ingleses y las hostilidades de los holandeses, los dos agentes actuaban ya dentro de la Guerra de Flandes, algo que también cortaría la ruta marítima para los soldados. En el contexto del conflicto con los Países Bajos los barcos comerciales burgaleses eran su principal objetivo, por sus cargas valiosas y por los rescates que pedían por ellas.
La ruta comercial fue más complicada cuando los holandeses se apoderaron del puerto de Brill en Zelanda y un hecho que afectó en especial a Burgos fue la toma del puerto de Middelburg donde fue secuestrada toda la flota del Consulado. Tras el fracaso de la Armada Invencible se sabía que la ruta marítima con Flandes, que empezó con un sentido mercantil y evolucionó a una ruta militar, se vería cortada.
Flandes y su influencia en Burgos
Gracias a las estrechas relaciones comerciales entre estas dos regiones, los lazos entre estas se afianzaron de tal manera que junto a paños manufacturados, lana y hierro, los barcos castellanos trajeron consigo las nuevas tendencias artísticas que se estaban dando en el norte de Europa.
La ciudad está llena de grandes ejemplos pero nos basaremos en la Cartuja de Miraflores (http://www.cartujadeburgos.org/) donde nos encontramos varias de sus obras más notables con el apellido “de Flandes”. Además el inicio de su construcción como monasterio de la Orden Cartuja tras su incendio en 1452 y su finalización en los últimos años del siglo XV coinciden con el auge comercial de la ciudad con Flandes, este espacio es el mejor ejemplo para comprender como influyó el arte flamenco en la ciudad.
Una de las mejores vidrieras del mundo
Las vidrieras que hoy en día presiden los laterales sur y norte de la nave central de la iglesia forman un conjunto único por dos motivos: primero por las firmas encontradas en algunas de estas vidrieras que otorgan la autoría a Niclaes Rombouts, uno de los vidrieros de los Países Bajos más importantes y reconocidos de la historia y en segundo lugar porque se conservan en el mismo lugar para el que fueron diseñadas.
Niclaes Rombouts nace en Lovaina sobre 1450 y fallece en Bruselas en 1531. Será uno de los vidrieros flamencos más importantes de finales del siglo XV y principios del siglo XVI. Equivaldría a considerarlo como uno de los mejores vidrieros de la Europa de entonces ya que se valoraba la calidad de las piezas salidas de los talleres flamencos que solían exportarse a numerosos países, en especial a Inglaterra, Francia, Italia y Alemania. El encargo de las vidrieras de la Cartuja hubo de recibirlo cuando todavía tenía su taller en Lovaina.
El encargo de realizar las vidrieras de la Cartuja vendría precedido de otro encargo de la ya mencionada Nación Española para las capillas que regentaban en la Catedral de Amberes, hoy desaparecidas, concluido entre 1482 o 1483. El éxito de este trabajo fue lo que llevó al mercader burgalés Martin de Soria, uno de los más importantes de ese momento, a recomendarle a Isabel la Católica que le contratara para realizar las vidrieras del templo que estaba “decorando” para el descanso eterno de su padre.
La fama de este artista debía ser muy importante porque, como sabemos, Isabel la Católica contrató a los mejores artistas para la realización de todas las obras de la Cartuja. Cuando Niclaes se trasladó a Bruselas se convirtió en vidriero de los Habsburgo haciendo varias obras en los Países Bajos. La evolución histórica de este territorio ha hecho que muchas de sus obras no se conserven y por ello las de la Cartuja tienen un valor especial ya que son las más antiguas conservadas de Rombouts, de cuya autoría no cabe duda.
Las vidrieras de la Cartuja de Miraflores fueron transportadas por el mentado burgalés Martin de Soria afincado en Amberes por encargo directo de Isabel la Católica sobre 1484. Aunque estas no fueron instaladas hasta 1488 esperando a que Simón de Colonia acabara las bóvedas de la iglesia. El caso de las vidrieras flamencas es uno de los primeros ejemplos de actividades comerciales documentados que se dieron entre los Países Bajos y Castilla; algo que se hará más común a partir del s. XVI. Muchos mercaderes ricos burgaleses gustaban de decorara sus capillas o sitios familiares con elementos flamencos: vidrieras, cuadros, tapices, etc.
De esta manera vemos como el comercio desarrollado entre Burgos y Flandes favoreció que hoy se puedan admirar una de las mejores vidrieras flamencas en la Cartuja de Miraflores.
El pintor de Corte de Isabel la Católica.
Juan de Flandes es uno de los pintores flamencos más importantes que realizó la mayoría de su obra en Castilla donde se convirtió en el pintor de Corte de Isabel la Católica. Probablemente, ya que se desconoce mucho sobre el principio de su vida, perteneció a la escuela de Brujas y fue discípulo de Van Eyck. Ambos formaron parte de los primeros pintores de la conocida escuela flamenca, conjunto de pintores de esa región de los siglos XV, XVI y XVII, de cuya producción se destacan sus colores y realismo.
Ya conocemos la relación tan estrecha entre Brujas y Burgos en este periodo y como la propia reina a través de la mediación de los mercaderes allí asentados sabía de los artistas que despuntaban en Flandes, por ello no es de extrañar que Juan de Flandes viniera a Castilla por esta relación.
Juan de Flandes llegó a Castilla en 1496 ya convertido en el pintor personal de Isabel. En este periodo destacan sus retratos, uno de los más representativos es el realizado a la propia Isabel que se conservó en la Cartuja de Miraflores. Hoy en día la exposición permanente de la Cartuja recoge una copia del cuadro ya que el original está en el Palacio Real.
Su producción pictórica para la Cartuja se completa con las tablas de San Juan Bautista (1496-1499) de las que se conservan cuatro esparcidas por el mundo: el Nacimiento del Bautista (Cleveland Museum of Art, Ohio), el Banquete de Herodías (Museum Mayer van den Bergh, Amberes), la Decapitación del Bautista (Musée d’Art et d’Histoire, Ginebra) y el Bautismo (colección particular, Madrid).
La pintura flamenca en la Cartuja
El expolio que se dio en la Cartuja de Miraflores por las tropas francesas que la utilizaron como cuartel en la Guerra de Independencia también afectó a otra obra flamenca de estos magníficos pintores de la región: una tabla que representa la Adoración de los Reyes Magos. Durante dicho expolio se vio afectado a su vez el conocido Tríptico de Miraflores del pintor flamenco Roger van der Weyden que se conserva en el Staatliche Museum (Berlín).
Roger van der Weyden es uno de los primeros pintores de la mencionada escuela flamenca que se internacionalizará en el siglo XV. El Tríptico de Miraflores fue donado por el rey Juan II tanto a la Cartuja de Miraflores como a la Orden cartuja en 1445, lugar de su futuro enterramiento. La fama internacional de este artista también llegó a Castilla por las continuas relaciones entre los dos territorios en el periodo de expansión del comercio burgalés. Además, este cuadro tiene una especial relación con nuestro anterior protagonista ya que la reina Isabel la Católica encargó a Juan de Flandes una copia del tríptico para la Catedral de Granada.
El expolio no consiguió desprender de la Cartuja su pintura flamenca. Hoy en día se puede observar en la Estancia de los Fieles un tríptico flamenco del taller del propio Van der Weyden. La relación comercial entre Flandes y Burgos dejó en la Cartuja y en toda la ciudad castellana obras de arte admiradas por el mundo entero.
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