Generalmente conocemos a Einstein por sus investigaciones en la física, en especial por la teoría de la relatividad. Pero sus esfuerzos fueron más allá, Albert Einstein no solamente fue un brillante científico, sino que además fue un activista en favor de la paz. Defendió un gobierno mundial que funcionase en virtud de un orden socialista. Este aspecto suyo, como intelectual político, es lo que queremos tratar en este post. Preparaos, porque hoy en Conquista la Historia hablamos del socialismo que defendió Albert Einstein.
Un científico profundamente humanista
Si hay que destacar un aspecto de la ideología política de Albert Einstein es su espíritu profundamente humanista. Fue un hombre con profundas inquietudes espirituales que apostó decididamente por la paz. Nada en Einstein se puede entender sin esto, por ello es clave que lo tengamos en cuenta cuando vayamos a hablar de su socialismo. Porque Einstein no siempre fue socialista. De hecho, en Alemania fundó el Partido Democrático Alemán en 1918. Este partido no era socialista, sino que era liberal. Einstein confrontaría con los sectores conservadores de su país, teniendo que exiliarse cuando los nazis llegaron al poder, no tanto por su socialismo (que al perecer todavía no profesaba) sino por su humanismo profundamente pacifista (que chocaba con los anhelos imperialistas de los sectores conservadores).
Einstein y el socialismo
Tras la II Guerra Mundial vemos en Einstein un considerable giro ideológico a la izquierda. Tenemos dos muestras de esta evolución al socialismo. Primero su intercambio de correspondencia con los científicos soviéticos (podéis leer esas cartas en este libro), en las que discutían sobre la constitución de un gobierno mundial. Segundo, el texto publicado en la revista de izquierdas Monthly Review titulado “¿Por qué el socialismo?”.
Einstein polemizó en público con la comunidad científica de la URSS a cuenta de su defensa de un gobierno mundial. Einstein defendía que para preservar la paz tras la II Guerra Mundial era necesario un gobierno global que acabase con el aislacionismo (ya sea de Estados Unidos o de la URSS) y la dinámica de bloques. Los científicos soviéticos veían en ese gobierno global un mecanismo de control del imperialismo capitalista que terminaba con su soberanía.
En su carta a los intelectuales soviéticos, Einstein hace algunas valoraciones sobre el socialismo. Deja ver simpatía por ese modelo social y político, dentro del cual cree que el mundo puede encontrar la solución a sus problemas, pero hace dos advertencias. La primera es que el socialismo, por sí mismo, no resuelve automáticamente los problemas de la humanidad. Otra advertencia gira en torno al aislacionismo de la URSS y su poder político centralizado.
En el ensayo “¿Por qué socialismo?” podemos ver un desarrollo más completo de la opción socialista de Einstein. Al leer este texto debemos tener en cuenta que no es un ensayo económico, Albert Einstein no era economista ni trató de serlo jamás. Es un ensayo profundamente humanístico. En él se señala al capitalismo como la fuente de todos los males, un sistema viciado que lleva a la competencia y la explotación del hombre por el hombre. Un sistema individualista que erosiona la creatividad humana y provoca una situación de anarquía económica. Los grandes propietarios adquieren tanto poder dentro del capitalismo que las instituciones políticas no pueden hacerles frente. No tienen mecanismos para organizar democráticamente la vida de la sociedad porque un aspecto tan importante como es la economía no está democratizado, sino que está monopolizado por una oligarquía burguesa. Por ello, Einstein señala a la economía socialista centralizada como la solución.
Con ese sistema productivo se puede organizar la economía para satisfacer las necesidades de la sociedad, no solo de una parte de ella. En este texto vemos una cierta radicalización de Einstein en su apuesta por el socialismo, aunque también vemos dos grandes advertencias. Una es que una economía centralizada y planificada no es automáticamente una economía socialista. La otra era sobre la burocracia que rodea todo sistema de planificación y centralización, lo cual puede traer consigo una falta de democracia, una dictadura de la burocracia del Estado.
Así, en estos dos textos vemos una radicalización de Einstein. También vemos que su socialismo no era leninista, figura histórica a la que admiraba desde la discrepancia, sino que era un socialismo profundamente humanista. Posiblemente su pensamiento era más cercano al de Gandhi que al de los revolucionarios marxistas.
Einstein en el contexto de la Guerra Fría
El nazismo fue una experiencia muy traumática para Albert Einstein. Tengamos en cuenta que no solo era pacifista y humanista, sino que además era judío. En 1933, Einstein renunció a la ciudadanía alemana y se exilió a Estados Unidos. Tras la II Guerra Mundial, el enfrentamiento entre la URSS y Estados Unidos también le afectará. No olvidemos el profundo pacifismo de Einstein, que le hacía ver de manera extremadamente negativa la falta de entendimiento entre Estados Unidos y la URSS, por lo que pugnó decididamente a favor de un gobierno mundial. Este intento de evitar un contexto que preparase el terreno para una Tercera Guerra Mundial haría que Einstein fuese mal visto en los círculos conservadores estadounidenses.
A esto hay que sumarle algunos pronunciamientos y posiciones claramente políticas. Ya hemos mencionado el ensayo “¿Por qué el socialismo?” que publicó en 1949. Pero hay más. En 1955 apoyó el Manifiesto Russell-Einstein en el que se alertaba del peligro global que suponía la proliferación de armas nucleares. Se sumó a las movilizaciones a favor de los derechos civiles, donde llegó a formar parte de la National Association for the Advancement of Colored People, y al movimiento en contra de los linchamientos de afroamericanos liderado por Paul Robeson.
Chocó con el macartismo. Tengamos en cuenta la cercanía de Albert Einstein con gente que estaba en la lista negra por sus inclinaciones hacia el comunismo o a la URSS. Hemos mencionado a Paul Robeson, pero también salió en defensa de W.E.B. Du Bois cuando fue acusado de ser un espía soviético. Veía la política anticomunista de Joseph McCarthy como una amenaza para la libertad intelectual y académica. Llamó a la rebelión intelectual contra esos procesos de depuración.
No es de extrañar, teniendo en cuenta todo esto, que el FBI tuviese un archivo sobre Einstein con más de 1.427 páginas. Al final, sus ideas iban totalmente en contra de los intereses geopolíticos de Estados Unidos y suponían una gran traición para los sectores más conservadores de su espectro político.
Conclusión
Podemos concluir que Einstein era un socialista a fuer de humanista, no un marxista-leninista ni un agente de Moscú. Un hombre que defendía la libertad y la paz, así como un orden social justo, lo que le hacía rechazar el capitalismo como modo de producción. Un científico profundamente comprometido, cuyas ideas le hicieron enfrentarse primero con los sectores conservadores alemanes y los nazis, segundo con los sectores anticomunistas de Estados Unidos y la caza de brujas del macartismo.
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