La Transición en revisión

La Transición es el proceso en virtud del cual España dejó atrás el régimen dictatorial franquista y pasó a ser un país democrático basado en la Constitución de 1978, bajo la monarquía de Juan Carlos I. Se trata de un proceso complejo que tiene importancia política en nuestra actualidad, de ahí la dificultad para proceder a su análisis histórico. Durante mucho tiempo, como mito fundante del actual régimen político de nuestro país, ha sido glorificada y vista como el punto culmen de nuestra Historia. Con la crisis política también se ha puesto en cuestión el mito que dio origen a la Transición y cada vez son más las voces que hablan de este proceso como poco más que una estafa que hizo pasar por democratización lo que en realidad fue una reconversión del régimen franquista. Es difícil aclarar en un post todas las cuestiones relacionadas con nuestra Transición política, más todavía si tenemos en cuenta que muchos debates siguen abiertos. Por eso me propongo algo un poco más modesto, presentar algunos aspectos de la crisis del régimen actual desde una perspectiva histórica, con la única y humilde intención de abrir espacios de debate.

Gente haciendo la cola para votar en las elecciones del 15 de junio de 1977.
Gente haciendo la cola para votar en las elecciones del 15 de junio de 1977.

Leyenda rosa de la Transición

Lo primero que quiero decir es que hay que desmarcarse de la Leyenda Rosa de la Transición, la cual (todo sea dicho) tiene un sesgo político clarísimo. La Leyenda Rosa de la Transición viene a decir que este proceso fue la solución a todos los problemas seculares del siglo XIX que ninguna constitución ni ningún régimen consiguió solucionar, culminando su fracaso con la Guerra Civil. La Transición fue el momento de redención de nuestro país, aquel en el que los españoles se miraron a la cara y decidieron que era mejor construir el futuro juntos. Tal cosa se sucede gracias al protagonismo de la llamada generación de la Transición, jóvenes que no habían vivido la guerra y por lo tanto no arrastraban esos rencores. Simplemente querían ser libres en un régimen democrático. Fue una generación con un consenso básico en ese fin lo que hizo que la Transición fuese un proceso consensuado, pacífico y ejemplar que reconcilió para siempre a los españoles.

No podemos compartir esto, es una visión simplista y politizada. La generación de la Transición es una invención política para crear un fuerte sentimiento transversal monárquico en determinadas franjas de edad. Hace años era un medio eficaz para crear consenso en torno a nuestro régimen político, pero en la actualidad es políticamente contraproducente e históricamente poco riguroso. No hay una generación de la Transición porque la Transición es un proceso intergeneracional, en el que tienen importancia los jóvenes (la generación del 68, más que la de la Transición, cercanos a posturas de extrema izquierda que durante el proceso democrático no lograron los fines que ellos querían alcanzar), pero también gente mayor con la experiencia de la guerra. No podemos entender además dicho proceso sin nuestra historia y tradición constitucional, en la que cabe destacarla experiencia republicana (la Constitución de 1978 bebe bastante de ella y nuestra democracia actual le debe mucho). La Transición no es el momento culmen de la Historia de España, más bien es un punto más (quizás, eso sí, el mejor acabado) de la historia del desarrollo democrático en nuestro país. Pero no podemos ponerla en ruptura, menos aún en confrontación, con todo el siglo XIX y la mitad del XX. La Transición no redime a nuestra historia constitucional ni a los pecados de la II República, en gran parte es heredera de esos procesos. El consenso no fue tan grande, más bien había muchas diferencias entre los diversos grupos políticos que se sanaron con una Constitución muy interpretable. Y, sobre todo, no fue pacífica, durante esos años hubo mucha violencia.

La Leyenda Negra de la Transición

No asumir la Leyenda Rosa no debe suponer una adhesión a la Leyenda Negra, con tintes de teoría conspiratoria, que presenta la Transición como una gran traición del franquismo y del antifranquismo para seguir montados en el machito. La Transición fue un proceso complejo que obligó a cambios de posiciones en todos los grupos políticos, cambios que no estuvieron ni programados ni pactados. Lo que hay que hacer no es cambiar una Leyenda por otra, sino intentar ir más allá y ver la Transición como lo que es: un proceso de democratización en el que las fuerzas reformistas del franquismo intentaron cambiar el régimen y las fuerzas democráticas intentaron provocar la ruptura política, el resultado de esta confrontación fue nuestro actual régimen político que no puede ser considerado una simple liberalización del régimen franquista pero tampoco es fruto de un proceso de ruptura radical con el mismo. Por lo tanto, aquí son muchas las respuestas que hay que buscar y a ello debe poner (y está poniendo) su empeño la historiografía.

El Rey Juan Carlos con Francisco Franco en 1969.
El Rey Juan Carlos con Francisco Franco en 1969.

La monarquía

La principal figura de la Transición fue el rey Juan Carlos. Se le presentaba como el motor del cambio, la persona que nos dio la democracia y a la que los españoles todo debíamos. Nos libró de la dictadura y además de una guerra civil. Hoy, sin embargo, es una figura muy cuestionada. Al igual que la institución monárquica que pierde popularidad de manera preocupante. En mi opinión, tenemos que cambiar la lectura del rol de la monarquía durante la Transición. El monarca no inventó la democracia ni fue el motor del cambio, más bien fue la cabeza de una institución que quería sobrevivir y para ello terminó teniendo unos intereses que confluían con los de aquellos que querían una democracia en nuestro país. El proceso de transición a un régimen democrático era imparable, lo que no estaba claro es si la monarquía iba a estar o no en la ecuación. La Casa Real entiende perfectamente que si Juan Carlos quiere sobrevivir a la democracia tiene que apoyarla, y para ello tenía que buscar su legitimidad en otro lado que no fuera el Movimiento Nacional. Eso lo consigue primero con la abdicación de su padre y segundo con la aceptación por parte de los partidos tradicionalmente republicanos (PCE y PSOE) de su monarquía. Ese fue el acierto de Juan Carlos, ser el rey de una república. La supervivencia de la monarquía depende en gran parte de esta tolerancia por parte de los republicanos, cosa que se ha ido agotando con el paso generacional y con la evolución histórica del PCE (desde los noventa dejó de aceptar la monarquía).

La importancia del Partido Socialista Obrero Español

Que la Transición tiene claros síntomas de improvisación lo vemos en el partido que fue protagonista de su desarrollo. Si uno ve los años previos a 1982, nadie creería que el régimen que nacía en el 78 estaba hecho para que lo desarrollase el Partido Socialista, más bien creería que el partido más importante en el nuevo régimen iba a ser la UCD. Sin embargo, la UCD desapareció y el PSOE se convirtió desde entonces (todavía lo es) en el partido más importante del régimen democrático. La estabilidad de España depende de la estabilidad del Partido Socialista. La crisis del Partido Socialista es la crisis del régimen de la Transición. Por eso todo lo que pase (y lo que ha pasado) en este partido es muy importante.

La cuestión territorial: Cataluña

Pero sin duda el síntoma más preocupante de la crisis del régimen español es el movimiento separatista de Cataluña. Uno de los aspectos más importantes de la Transición fue el territorial. España pasó de ser uno de los países más centralizados de Europa a ser uno de los más descentralizados. Y todo ello con un nivel de consenso bastante envidiable (dejando a un lado mitos de los que ya nos hemos desmarcado antes). De ello hablé en un post de esta página que os puede parecer interesante. Cataluña apoyó el proceso democrático y con ello alcanzó altos niveles de autogobierno. Sin embargo, con la crisis, los sectores dirigentes catalanes han perdido interés por el actual encaje de la región en el país. Consideran que España quita dinero a Cataluña y quieren tener una hacienda propia (como los vascos) para quedarse con sus recursos y no transferirlos al gobierno central para que este los distribuya entre todas las regiones. Ante la negativa del gobierno de plantear reformas en ese aspecto, que serían altamente conflictivas, Cataluña se lanzó a un complejo proceso de independencia que nadie sabe muy bien dónde va a acabar.

Esta crisis territorial tiene muchas consecuencias. Los regionalistas catalanes (ahora convertidos en separatistas) eran un elemento estabilizador del sistema. CiU apoyaba de manera alternativa gobiernos del PP o del PSOE a cambio de concesiones competenciales en diversas materias. No se puede entender la estabilidad de España sin el PSOE, pero tampoco sin CiU. De la misma manera, afecta al monarca. Si el rey no puede estabilizar España (y para ello es necesario que logre el reconocimiento de los catalanes) la solución republicana puede darse. El proceso catalán busca fundar una república catalana y la posición del rey durante la crisis de hace un año no ayudó. La crisis de la monarquía es también la crisis territorial.

Conclusión

Debemos salir de la Leyenda Rosa sin caer en la Leyenda Negra. Ver la Transición como el proceso político (comparable, pero no igual, al que hubo en Portugal o Grecia) en virtud del cual España pasó de ser un régimen dictatorial a ser una democracia capitalista homologable a sus vecinos europeos. Ese proceso estuvo marcado por la correlación de fuerzas y dio como fruto un régimen democrático que se sostenían sobre el equilibrio entre esas fuerzas. Con la crisis económica todo ha cambiado, incluido el equilibrio entre esas fuerzas, y por lo tanto el régimen crea cierto descontento social. España está en crisis y con ella su mayor mito histórico, la Transición. Conviene, en la situación que estamos, hacer un análisis profundo de ese proceso para entender nuestros problemas actuales (a lo mejor así podríamos apuntar a posibles soluciones). Creo que se podría empezar por conocer mejor los tres aspectos que he mencionado en este post: la monarquía, el PSOE y Cataluña.

Pedro Sánchez Prieto

Pedro Antonio Sánchez Prieto. Graduado en Historia y Máster en Investigación y Estudios Avanzados en Historia por la USAL.

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