Un debate recurrente en Estados Unidos es el del derecho a portar armas. En este artículo queremos tratarlo y hacerlo desde la perspectiva de la Historia. Para ello, nos hemos querido liberar de complejos e ir más allá de lo que para todos, nosotros incluidos, es de sentido común: las armas son muy peligrosas y la violencia tiene consecuencias dramáticas. Entender algo no es compartirlo. Aquí vamos a intentar comprender los orígenes históricos y las razones políticas tras el derecho a poseer armas, sin olivar las consecuencias que dicha posesión acarrea. Preparaos, porque hoy en Conquista la Historia vamos a hablar de violencia y de poder.
Armas, poder y libertad
Hay una relación muy estrecha entre el poder y la fuerza. Si una persona y yo estamos en una isla desierta, y la persona en cuestión tiene un arma y yo una ley escrita, posiblemente sea la persona con el arma la que imponga su voluntad. E incluso podría “convencerme” de reformar la ley. El rol de la fuerza en la política es fundamental. Ojo, no malinterpretar. La política no solo es imposición con las armas, es cohesión social mediante un sistema de bienestar y consenso pacífico a través del diálogo público. Pero aquí nos vamos a centrar en la cuestión de las armas.
Pocos son conscientes de esto, pero, en principio, la idea de un pueblo armado era revolucionaria. Fue de hecho tras la Revolución Gloriosa en Reino Unido en 1688, cuando la monarquía británica reconoció el derecho de los protestantes a portar armas. Por supuesto, ese derecho estaba regulado a través una ley elaborada por el Parlamento. El monopolio de la fuerza, que hasta ese momento lo tenía la monarquía, llegó a su fin.
El significado político de este derecho es tremendo. No se puede ignorar. Aquellos protestantes que se levantaron contra una monarquía tiránica conquistaron el derecho a portar armas para garantizar y defender su libertad. Y esto, que parece una tontería anacrónica, tendrá un significado tremendo para los países de tradición anglosajona. Especialmente para los Estados Unidos, donde el derecho a portar armas no conoce limitación alguna y causa una gran división social.
El caso de los Estados Unidos
Las colonias de América del Norte compartían la tradición inglesa que consideraba la tenencia de armas como un derecho, una garantía de libertad frente a la tiranía. La Constitución de los Estados Unidos tan solo vino a proteger lo que ya era una costumbre. Según se fue desarrollando el sistema político de los EE.UU., el derecho a portar armas fue contando con más protección. Debemos tener en cuenta que no es algo que se invente en Estados Unidos, sino que se hereda de la tradición y costumbre del Reino Unido. De ahí viene también la visión del derecho a portar armas como una garantía de libertad frente a la tiranía.
En la mayoría de países, incluso en aquellos de tradición anglosajona, se fue regulando el derecho a portar armas. Sin embargo, en Estados Unidos pasó todo lo contrario. Se fue blindando, reconociéndolo en la Constitución y no estableciendo ni un solo límite a este derecho en la misma. Ello no tiene que ver solo con la fuerte política de los Estados Unidos, que ve en la posesión de armas una de las bases de su libertad, sino también con la presión de los lobbies armamentísticos y de la Asociación Nacional del Rifle.
Armas, violencia y seguridad
Antes hemos hablado del derecho a portar armas como algo político, un símbolo de la libertad frente a la tiranía. La idea revolucionaria del pueblo en armas. Pero no es esa la única finalidad de la posesión de armas, también está la seguridad. El Estado no siempre puede garantizar la seguridad de los individuos, de manera que la posesión de armas puede ser una garantía de seguridad. Si una persona me va a atracar por la calle, yo tengo los recursos para defenderme por mí mismo.
Sin embargo, habría que ver cuál es la relación entre el derecho a poseer armas y la seguridad. Según los estudios realizados, el derecho de poseer armas puede incrementar las tasas de suicidio, la violencia de género y el número de muertos por arma de fuego. Lejos de ser una protección frente al homicidio, la posesión de armas es un factor de riesgo tremendo que pone en peligro nuestra seguridad, y más concretamente la de los niños. No solo porque un tarado que accede a un arma de fuego les pueda hacer algo, sino porque un menor tiene más facilidad para coger un arma (de sus padres, por ejemplo) y autolesionarse accidentalmente.
Todo ello por no hablar de las matanzas en masa. Debemos tener en cuenta que cuando la posesión de armas se comenzó a considerar un derecho individual, las armas de fuego estaban muy poco desarrolladas. Que con un arma se pudieran realizar matanzas como la de Columbine o la de la Mezquita de Nueva Zelanda era imposible de imaginar. De esta manera, aunque aceptemos que el derecho a portar armas tenía un cierto sentido político en el siglo XVII, no cabe duda de que a día de hoy no es lo mismo.
Lo que nace como un derecho ligado a la libertad, se ha convertido en una cuestión que divide a la sociedad. No se trata solo de tener una sociedad más pacífica, también de tener un sistema más seguro y de dotar al Estado de medios para garantizar esa necesidad básica del ser humano.
¿Y tú qué opinas? ¿Son las armas una garantía de la libertad o un peligro público? ¿Debe Estados Unidos revisar el derecho a portar armas? ¿Se puede entender la política sin la violencia? ¿Qué relación podemos establecer entre ambas?
Sobre eso que comentas, te recomiendo este artículo donde básicamente se dice que los estadounidenses han aceptado el trade-off entre derecho a poseer armas y mayor probabilidad de matanzas:
https://unherd.com/2019/08/are-mass-shootings-the-price-of-liberty/