A lo largo de la historia la comunicación es muy importante. En este artículo queremos poner esto en relación con la irrupción de Internet y las redes sociales. Los cambios tecnológicos tienen muchas ventajas, pero también algunos peligros. Preparaos, porque hoy en Conquista la Historia os vamos a hablar de las redes sociales y la manipulación política, poniendo como ejemplo el caso de Facebook.
La importancia de la comunicación
Una de las características fundamentales del ser humano es su necesidad de comunicar. Vemos o aprendemos algo y en seguida tenemos que buscar a otra persona para compartir con ella aquello que nos agrada o nos preocupa. Necesitamos compartir nuestras emociones, conocimientos y preocupaciones. Esa capacidad de comunicarnos por diferentes vías es clave en nuestra evolución, tanto en la hominización como en la humanización.
El ser humano se caracteriza sobre todo por su gran capacidad de cooperación. El lenguaje y la comunicación son fundamentales para facilitar esa cooperación y encontrar lo antes posible una respuesta a los problemas planteados. En sociedades complejas, como las que tenemos, dicha comunicación actúa como columna vertebral para su regulación y control. Una norma no tiene sentido si no se comunica y si no responde a las preocupaciones de la sociedad, las cuales solamente podemos conocer a través de la comunicación. No hay desarrollo sin comunicación.
Los historiadores trabajamos sobre la información que tenemos del pasado. Sin comunicación no hay historia, porque trabajamos sobre aquellas cosas mediante las cuales se comunicaban (memorias, datos, estadísticas, correspondencias, libros de cuentas, diarios, etc.). El trabajo del historiador se basa en la comunicación. De manera que la comunicación siempre debe tenerse en cuenta. Es clave en Historia saber quién comunica, cómo comunica, a través de qué vía comunica y en qué contexto comunica. Por supuesto, nunca se puede perder de vista la finalidad o intención de la comunicación.
Debemos tener en cuenta, más en las disciplinas sociales, que la comunicación nunca es inocente y que está relacionada con la estructura de una sociedad (y cómo sus sujetos se relacionan entre sí). Muchas veces la comunicación es la de la clase dominante. Todos hemos visto el control tremendo que las grandes corporaciones tienen sobre los medios de comunicación, llegando a veces a escándalos de manipulación política que dejan en cuestión a la profesión. Sin embargo, las clases populares y subalternas tienen también sus vías de comunicación. La cultura popular también existe y debe ser atendida. De la misma manera que debe ser atendida la contra-información.
La comunicación puede ser fundamental para nuestra evolución, pero también puede provocar nuestra destrucción. De la misma manera que podemos informar, podemos desinformar. Todos estamos viendo los escándalos de las noticias falsas o la manera en que la percepción de la realidad importa más que la realidad misma. El sensacionalismo y esa obsesión por centrar el foco en aquellas cosas que, por inquietante y desagradable, generan más morbo, hacen mucho daño a la profesión del periodismo en particular y a la totalidad de la sociedad en general. Si no se trabajan esas cosas, si no se mejoran, un servidor opina (personalmente) que terminaremos muy mal. Me atrevería a decir que, en algunos campos, ya estamos sufriendo las consecuencias de la mala calidad de nuestra información y comunicación. Vivimos en sociedades donde la comunicación masiva y la opinión pública son fundamentales. Si su calidad es tan penosa como la que muchas veces podemos ver, Bolsonaro y Trump son el resultado político predecible.

La comunicación es una parte importantísima para la construcción de nuestra sociedad y para nuestra propia constitución como individuos. La sociedad hace al individuo y el individuo hace la sociedad. Y la comunicación, muchas veces, media entre ambos. No debemos perder esto nunca de vista. La libertad de expresión es un derecho, pero también lo es el de la sociedad a estar bien informada y el de cada individuo a no ser difamado.
Las redes sociales y la comunicación
Como hemos dicho, los seres humanos nos relacionamos y cooperamos continuamente para empresas comunes. Una de las estructuras sociales más interesantes es la red social. Individuos y organizaciones relacionados por amistad, profesión o familia. A veces, creándose amplias redes de contacto que pueden llegar a ser clave para comprender el funcionamiento del poder.
La red social depende de la comunicación. Y no hay nada que haya influido más en la comunicación en los últimos años que Internet. Uno de los espacios más importantes en esta nueva vía de comunicación son las webs de redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, Tumblr, etc.). A través de ellas se ponen en contacto gente con diferentes intereses de todos los rincones del mundo. Su recorrido histórico comenzó en 1995, con la web de Randy Conrads “classmates.com” con la cual buscaba mantener el contacto entre ex compañeros de estudios. Con la popularización de Internet y el concepto de web 2.0 se refuerza el deseo y la necesidad de tener webs dedicadas a redes sociales. Salieron diferentes webs de grupos y de amistades, entre las que destacan sobre todo Myspace y Xing. Posteriormente se crearían en internet otras webs con redes sociales (Facebook, Twitter, YouTube, Spotify, Tumblr, Telegram…). Estas redes sociales servirán para que los familiares y amigos se mantengan en contacto, pero también para encontrar nuevos espacios de información e incluso de organización socio-política.
Dilemas sobre las redes sociales: El ejemplo de Facebook
Una de las redes sociales más conocidas es Facebook. Fue creada por Mark Zuckerberg junto con otros estudiantes de Harvard en 2004. Nació como una pequeña red social para estudiantes de Harvard. Tras su éxito se fue expandiendo a otras universidades hasta que finalmente cualquier persona con más de trece años tenía permitido unirse a Facebook. Hoy es un gigante en el mundo empresarial.

A veces no somos conscientes de lo que representa Facebook a nivel social e histórico. Estamos hablando de un espacio en internet en el que mucha gente entra en contacto e incluso se mantienen relaciones sociales. Una web que administra una cantidad de datos tremenda. En realidad, la relación del usuario con Facebook no es la de un cliente con alguien que le da un servicio, es la de un producto con una empresa de gestión de datos que trabaja para otras empresas.
Internet es una vía de comunicación controlada también por corporaciones privadas que muchas veces hacen su ley y utilizan estrategias que nos hackean el cerebro. No sabemos hasta qué punto las redes sociales determinan nuestro estilo de vida, no sabemos tampoco en qué medida condicionan nuestras opiniones, ni tampoco podemos decir de qué manera influyen en nuestras preferencias a la hora de consumir. Pero la influencia en ese campo de Facebook y Google es innegable.
¿Son perversas las redes sociales? ¿Es mala la tecnología? No, para nada. Facebook hace más feliz a la gente que lo utiliza, igual que Twitter y otras redes sociales. Lo que pasa es que a veces no nos damos cuenta de que no es la marca Facebook la que da la felicidad, sino el espacio que gestiona, la comunicación con otras personas. Algo que como hemos dicho, necesitamos. Pero, como también hemos explicado, esa comunicación no siempre es inocente. Internet ni es un espacio tan libre, ni es un espacio tan inocente.
En el caso concreto de Facebook ya vimos cómo las filtraciones de Edward Snowden señalaban a esta red social como una colaboradora del espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional. Otro problema puede ser el de los perfiles falsos, que permiten desde estafas en unas redes sociales (los falsos influencers de Instagram) hasta la manipulación política en otras (los bots de Twitter). En Facebook hemos visto cómo la facilidad para crear perfiles falsos ha servido a los pederastas para entrar en contacto con potenciales víctimas.

Pero sin duda, el mayor peligro de las redes sociales (y en eso Facebook es un ejemplo) es el mal uso político de la información que gestiona. Facebook nos da mucha información de sus usuarios. Y esa información se puede utilizar con unas finalidades u otras. Por desgracia, el caso de Cambridge Analytica nos demostró que se hizo un uso muy perverso. Que una empresa de minería de datos haya accedido a información de los usuarios de Facebook, al margen de las condiciones de uso, para ponerla al servicio de las campañas electorales de la extrema derecha es una vergüenza. Es un peligro que esa información, clave para saber cómo influir psicológicamente en las masas, se sirva en bandeja a personajes como Donald Trump o a la campaña en favor del Brexit. Esto tiene mucho que ver con el peligro público que supone el fenómeno de las noticias falsas.
La pregunta no es si una red social o una tecnología es mala en sí misma, sino quién es el dueño de esa red social y quién tiene los derechos sobre ella. Y posiblemente ahí encontremos una realidad social que explica los malos usos de las redes sociales, no tanto por sus usuarios (que en algunos casos como el ciberengaño pederasta también) sino por parte de sus dueños o de determinados sectores del poder político que actúan al margen de cualquier procedimiento no ya simplemente democrático, sino alejado de lo mínimamente decente.
¿Y tú qué opinas? ¿Quién controla los medios de comunicación y quién debería controlarlos? ¿Cómo afecta eso a la sociedad? ¿Qué opinas de las redes sociales? ¿Suponen el inicio de una nueva época? ¿Crees que Facebook es una herramienta positiva o negativa? Participa y opina.
Añadir comentario